Cuidado de la piel del recién nacido
La piel del bebé es muy delicada y posee menor capacidad de protección ante los agentes externos, por lo que merece unos cuidados especiales. A diferencia de la piel de un adulto, la piel de un recién nacido es más fina, tiene menos vello, posee muy pocas glándulas sebáceas, el sistema inmunológico es inmaduro todavía y el Ph de la piel es neutro.
Sin embargo, en algunas ocasiones la epidermis de un recién nacido al principio se pueden encontrar grandes zonas con peladuras, enrojecimiento o escamas en los primeros días después del nacimiento.
Hidratar su piel
Es necesario hidratar su piel todos los días aplicando una loción hidratante hipoalergénica específica para recién nacidos, ya sea en crema o en aceite.
Las zonas más vulnerables a la humedad como la barbilla, el culete, las orejas y el empeine, requieren mayor hidratación. En ellas se forman pliegues que acumulan suciedad y provocan irritaciones.
La piel del bebé no puede estar expuesta directamente al sol en sus primeras semanas, puede hacerse con un fotoprotector adecuado o con ropa y a la sombra.
La hora del baño
A la hora de limpiar a un recién nacido es importante usar un gel de baño especial con Ph de 4 a 4’5 para su piel, estos se disuelven rápidamente en el agua, hacen poca espuma y son adecuados para la piel y el cabello. El agua no debe superar los 37 grados y la duración del baño debe ser de 5 a 10 minutos cada 2 o 3 días. Los bebés se ensucian muy poco, no son capaces de sudar, pero suelen tener restos de leche entre los pliegues como el cuello o de heces en la zona del pañal. La piel especial del recién nacido obliga a ser prudentes y no abusar del baño. Al terminarlo, a la hora de aplicar colonia, es mejor hacerlo sobre la ropa y que sea con escaso o nulo contenido en alcohol.
El cuidado de la piel en la zona del pañal
En cuanto a la zona del pañal, se puede limpiar con agua, jabón o toallitas y posteriormente poner crema protectora para evitar irritaciones. La limpieza de esta área debe hacerse suavemente, evitando la fricción excesiva. El objetivo es evitar el contacto, con la mayor frecuencia posible, de heces y pis sobre la piel del bebé.
La ropa, siempre tejidos naturales
La ropa, mejor de tejidos naturales como el algodón, que sea transpirable y elaborado con productos libres de sustancias químicas. El lavado debe realizarse con detergente especial, sin suavizantes ni lejías.
La piel del recién nacido tiene ciertas particularidades que la hacen distinta a la de los niños más mayores y a la de los adultos, lo que sugiere que su cuidado es diferente y especial. Si a pesar de todos estos cuidados el bebé presenta algún tipo de lesión cutánea, deben ser evaluados por el pediatra o dermatólogo infantil.
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