El cerebro de la madre: Durante y después del embarazo
El embarazo es una experiencia emocionalmente fuerte para las mujeres. Un estudio llevado a cabo por la Universitat Autònoma de Barcelona publicado en la revista Nature Neuroscience muestra profundos cambios en el cerebro de todas las mujeres durante el embarazo y hasta dos años después del parto.
¡Superpoderes de madre!
El cambio que ocurre es que la materia gris de las gestantes se reduce en áreas relacionadas con la empatía, es decir, se realiza una “poda neuronal”. La reducción que se produce en la materia gris no significa una pérdida de funciones ni de memoria. En realidad, significa que durante la gestación se lleva a cabo una modificación de la actividad neuronal del cerebro de la madre reorganizando los circuitos neuronales. Esta reestructuración cerebral se produce con fines adaptativos.
Este cambio optimizaría las funciones necesarias para gestionar los retos de la maternidad como la de interpretar los estados mentales del hijo, anticipar posibles amenazas del entorno, mejorar la capacidad para proteger al bebé, la empatía con el niño o para reconocer el estado emocional del bebé.
Nos es cuestión de tamaño
Durante el embarazo el cerebro de la madre puede llegar a reducirse hasta un 7%. Esta disminución no se debe a una pérdida de neuronas, sino más bien al proceso adaptativo que sufre la mujer. Seis meses después del parto el cerebro de la mujer recupera la normalidad.
Muchas mujeres se vuelven algo despistadas y olvidadizas durante la etapa gestacional. Esto se produce a que su centro de atención cambia, ahora todo gira en torno a su futuro bebé y lo demás que le rodea, le parece secundario.
La maternidad también vuelve a las mujeres más inteligentes. El cerebro de una madre mejora la memoria espacial y el aprendizaje, aprende a manejar el estrés, mejora las habilidades para el lenguaje no verbal y las habilidades sociales. Además, se convierten en madres valientes y protectoras.
Hormonas que participan durante el embarazo
Durante el embarazo, el organismo de la mujer segrega hormonas. Una de ellas es la progesterona que juega un papel primordial en esta etapa. Esta hormona aumenta entre 10 y 100 veces en el cerebro materno, disminuyendo la respuesta emocional y física al estrés de la madre.
La oxítona, es otra hormona presenta en la gestación. También aumenta su producción, que propicia las relaciones de confianza con los demás. Se almacena en el cerebro y empieza a liberarse a partir del quinto mes. Esta cuenta con receptores en todas las áreas conectadas con el centro neurálgico para la integración cognitiva-emocional-vegetativa, por lo cual su función es decisiva para establecer el vínculo de apego entre la madre y el pequeño, liberado cuando se produce el contacto piel con piel y en la lactancia.
Sentidos en alerta
Con la maternidad los sentidos están a flor de piel. El olfato y el oído se vuelven más finos, Y también aumenta la capacidad visual. Pero es sin duda el tacto el que sufre la mayor transformación. Cuando una madre toca a su hijo, esta recibe información muy útil sobre como es el bebé y como se siente.
El cerebro del padre también sufre cambios
El padre también presenta una modificación cerebral, aunque de forma muy diferente. Ellos también desarrollan un cerebro social desde que perciben las patadas de su hijo poniendo su mano en la barriga de la madre o al ver una ecografía del pequeño. Pero es a partir de su nacimiento, por medio del contacto físico que se crea un vínculo cognitivo- emocional muy fuerte entre padre e hijo, fabricando oxitocina y reduciendo su nivel de testosterona.
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