Cómo calmar los cólicos del bebé
Una de las cosas más temidas por los padres y madres, sobre todo los primerizos, es el llamado “cólico del lactante”, ese “dolor de barriga” del que no se han determinado sus causas que puede llegar a irritar tanto al bebé como a los padres.
El síntoma más característico del cólico es el llanto desconsolado del bebé que aparece entre la segunda y cuarta semana de vida. Este llanto se suele dar normalmente por la tarde o noche durante varias horas, todos los días de la semana y puede durar más de tres semanas.
Indicios del cólico
Por supuesto, no todos los dolores de barriga son cólicos ni todos los llantos nos deben hacer pensar que se trata de eso, pero para descartar tendremos que fijarnos en varias reacciones de nuestro bebé:
Si tu bebé tiene cólicos, es probable que esté nervioso, se lleve las piernas contra su abdomen, tiemble, se le ponga la cara roja y su barriga esté dura e hinchada.
También nos indicará que puede estar teniendo cólicos cuando durante las tomas rechaza el alimento y llora, cuando después de comer eructa pero después vuelve a llorar o cuando aunque acepte el pecho o biberón, regurgita lo que ha tomado.
Si tras estos síntomas intentamos calmar al bebé en brazos con mimos y caricias y persiste el llanto, es más que probable que le esté doliendo la barriga.
Qué hacer ante los cólicos
Como ya hemos comentado, el cólico del bebé se traduce en un llanto desconsolado del bebé que puede durar varias horas. Ante esto, los padres desesperados prueban a cambiarle el pañal, cogerle en brazos, darle mimos y muchas cosas que no suelen cesar el llanto y que provocan frustración en los padres; por eso, lo primero que debemos hacer es mantener la calma.
Por supuesto, lo mejor es acudir al pediatra para que valore la situación y nos recomiende lo mejor para nuestro bebé. Pero también existen otro tipo de profesionales que pueden tratar al bebé, como por ejemplo un osteópata.
La función del osteópata es tratar las posibles “distorsiones” provocadas por la presión durante el parto, sobre todo en el cráneo. Estas distorsiones pueden provocar asimetrías en la boca que interfieren en la succión, dando paso a gran cantidad de aire que es lo que provoca los cólicos y regurgitaciones.
No son cólicos
Hay otras situaciones en las que el niño llora y que nos pueden llevar a pensar que nuestro bebé está sufriendo cólicos, pero debemos saber diferenciarlas. Por ejemplo, si el niño llora y se le da de comer y tras esto se duerme, simplemente es que el bebé tenía hambre. Tampoco estará sufriendo un cólico si tras comer eructa y se calma o cuando deja de llorar si se le coge en brazos.
Leave a comment
Log in to post comments